Fast Fashion -CONTAMINACIÓN-

 moda basura que contamina el planeta

La industria del fast fashion es la segunda más contaminante del mundo, responsable del 20 por ciento de las aguas residuales del planeta.

La playera y los jeans que recientemente compraste porque quedan bien con tu outfit, pasaron por una serie de procesos antes de llegar a tu armario. Al ser de algodón, la camiseta requirió de dos mil 700 litros de agua para su elaboración mientras que en los pantalones se emplearon 11 mil 800 litros. Por si fuera poco, su teñido necesitó de productos químicos que irremediablemente dañaron el ambiente, todo para que después de un breve tiempo tus prendas “pasen de moda” y terminen olvidadas en el fondo de tu clóset, o lo que es peor, en un tiradero.

La industria de la moda es la segunda más contaminante después de la petrolera. Cada segundo, el equivalente a un camión de basura de textiles se tira o se quema. Los tejidos sintéticos de la ropa liberan al año medio millón de toneladas de microfibras al océano, lo que es igual a más de 50 mil millones de botellas de plástico, indica el informe A new textiles economy: redesigning fashion’s future de la Fundación Ellen MacArthur.

Datos del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA) revelan también que esta industria es de las mayores usuarias del agua en todo el mundo, responsable de 20 por ciento de las aguas residuales del planeta y de 10 por ciento de las emisiones de carbono a nivel mundial.

La misma industria de la moda es la que dicta qué cosa está de moda y qué no, pero nosotros debemos ser más inteligentes y utilizar más las prendas que tenemos en nuestro clóset



El responsable de este círculo vicioso tiene nombre: fast fashion, o lo que es lo mismo, la industria de la moda rápida o la ropa desechable. El fenómeno es simple: las empresas reducen abruptamente sus costos de producción –especialmente de su mano de obra– para generar prendas baratas que el consumidor adquiere y deshecha al poco tiempo porque se desgastan cada vez más rápido.





También sucede que las empresas cambian tan velozmente las tendencias que hacen sentir al consumidor continuamente pasado de moda. Este termina deshaciéndose de prendas que hace no mucho tiempo compró para casi de inmediato ir al centro comercial a reemplazarlas por otras. El círculo de comprar, usar poco y tirar se repite así una y otra vez.

El precio ambiental de la moda rápida

 La razón de que su impacto sea tan grande es doble. Por un lado, su  cadena de suministro es larga y compleja. Empieza en la agricultura (fibras vegetales) y la fabricación petroquímica (fibras sintéticas), sigue por la manufactura para, pasando por la logística, terminar en la venta al por menor.

El impacto ambiental se produce a través de cuatro componentes: el agua que se consume, los materiales que se emplean (y se desechan), el uso y eliminación de productos químicos de potenciales efectos dañinos, y el gasto de energía.

Veamos unos datos para ilustrar la magnitud de sus efectos, extraídos de una revisión sobre el “precio ambiental” de la moda rápida publicada en la revista Nature Reviews Earth & Environment en 2020.

La industria de la moda produce anualmente entre 4 000 y 5 000 millones de toneladas de CO₂, lo que representa entre el 8 % y el 10 % de las emisiones globales de este gas.

Su consumo de agua es uno de los más importantes, con unos 7 900 000 metros cúbicos anuales. Es responsable del 20 % de la contaminación industrial de agua, debido a las actividades de tratamiento textil y de tintado. Contribuye en algo más de un tercio a la acumulación de microplásticos de los océanos, con una cantidad anual de 190 000 toneladas.

También genera unos deshechos textiles –incluida ropa que no se llega a vender– de más de 92 000 toneladas anuales, parte importante de las cuales termina en vertederos o es incinerada.

La industria de la moda ha orientado sus esfuerzos a reducir costes y disminuir los tiempos de entrega porque ello supone un elemento fundamental de su atractivo y éxito, pero la humanidad paga un precio por ello.

Consecuencias de la fast fashion: qué sucede en la industria textil

Impacto del sector textil en el ambiente

El deterioro del ambiente es un grave problema a nivel global. En este sentido, el sector textil es un gran contribuyente a estos daños.

Específicamente, el impacto está asociado a:

– las aguas residuales que genera y su carga química

– el consumo de agua y energía

– malos olores

– los residuos sólidos

– el ruido y

– las emisiones contaminantes a la atmósfera

Propuestas

Bajo este escenario, diversas alternativas a la producción convencional están cobrando visibilidad.

Por un lado, la propuesta de eliminar ciertas sustancias químicas que son prioridad, tales como los alquifenoles, azoicos, perfluorados, ftalatos, etc. Este tipo de iniciativas la  promueven campañas como Detox, de la ONG Greenpeace.

Los cambios en la industria son impulsados también por los consumidores, que empiezan a interesarse por la composición de las prendas. Tanto por los materiales como por la situación de las personas que las fabrican, la información de cada prenda comienza a contar al momento de elegir qué adquirir.

Es importante destacar, para finalizar, la necesidad de disminuir los impactos negativos que la fast fashion causa tanto a nivel ambiental como social. Así, la moda sostenible o slow fashion, enmarcada en una economía circular, propone mejores alternativas a las industrias y a los consumidores.


       

LA ONU CALIFICA LA INDUSTRIA DEL ‘FAST FASHION’ DE EMERGENCIA MEDIOAMBIENTAL



En el marco de un evento dedicado al sector, autoridades del organismo destacaron que la industria de la moda es la segunda que más agua utiliza en sus procesos y que produce el 20% de las aguas residuales a escala global.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) pone al fast fashion en el ojo del huracán. En el marco de un evento dedicado al sector, autoridades del organismo y expertos han tildado de “emergencia medioambiental” al sector, dado sus impactos negativos en el entorno y la salud.

“Está claro que la industria de la moda debe cambiar sus engranajes y ser responsable con el medio ambiente”, ha afirmado Olga Algayerova, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (Unece, por sus siglas en inglés). La ponente ha criticado que se deben promover hábitos de consumo sustentables para atajar los numerosos problemas creados por el fast fashion.

La industria de la moda es la segunda que más agua utiliza en sus procesos del mundo, por detrás de la energética, y produce el 20% de las aguas residuales que se generan a escala global. Además, el sector es responsable del 10% de las emisiones de dióxido de carbono que se lanzan a la atmosfera, más que las que producen todos los vuelos internacionales y el envío marítimo de mercancías juntos.

Birgit Lia Altmann, otra de las analistas de la ONU que ha participado en el evento Fashion and the Sustainable Development Goals: What Role for the UN?, ha afirmado que se requieren más de 10.000 litros de agua para producir un kilo de algodón, lo suficiente para producir tan sólo unos vaqueros, y que equivale al agua que consumo un humano en diez años.

Además, medio millón de toneladas métricas de microfibras de plástico que se desprenden durante el lavado de fibras como el poliéster y el plástico desembocan en los océanos, mientras que alrededor del 85% de los textiles terminan en vertederos o son incinerados.

A raíz del fast fashion, Altmann también ha dicho que ahora hay hasta 52 micro-temporadas a lo largo del año y que los consumidores compran más prendas de vestir que en el 2000, pero cada producto se conserva la mitad de tiempo que entonces y, de media, el 40% nunca se utilizan.

Según datos de Unece, el 90% de la moda es transportada mediante contenedores, pero esta etapa tan solo representa el 4% de las emisiones de dióxido de carbono  de toda la industria. El 70% proviene de la producción, debido en gran parte al uso de fibras sintéticas procedentes del petróleo, mientras que otro 22% procede de los viajes de los consumidores para ir de shopping.


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